El proceso hacia la Totalidad del Ser


Finalizamos este 2010 con muchas propuestas de trabajo, con nuevos desafíos y con la convicción de continuar trabajando para estar a la altura de los desafíos espirituales que el momento nos plantea.

1.1.10

Concentrar nuestra energía en desechar el miedo.


Este comienzo de 2010, es un buen momento para recordar que: no hay nada, absolutamente nada que nos impida ser personas afortunadas. DEPENDE DE TI. En tus manos están las riendas para dirigir tu caminar por la vida.

SÓLO TU ERES DUEÑO DE TU DESTINO.

No es determinante el tipo de educación que nos han dado, ni lo que hayamos aprendido, ni lo que digan los demás, ni siquiera importa la situación o el punto en que se encuentre nuestra vida ahora mismo. Por muy negros que sean los nubarrones que se ciernen sobre tu horizonte, AUNQUE LA NOCHE SEA OSCURA, LAS ESTRELLAS SIEMPRE ESTÁN AHÍ.

El lugar y la situación en que nos encontramos ahora es un punto de partida inmejorable para llegar allí donde queremos estar. El punto de partida para el cambio no depende de condición externa alguna. Lo define nuestro deseo de cambiar.

Nada es inmutable, todo está en continuo movimiento, y el cambio es una de las leyes, sin excepciones, por las que se rige tu vida. Y EL CAMBIO DE RUMBO LO PUEDES ELEGIR TU MISMO.

Los objetivos que nos planteemos y la forma de arribar a ellos, son una elección propia, nuestra, intransferible. Pero tengamos presente que el momento oportuno es ahora. Del pasado obtenemos aprendizajes, el futuro está en construcción, pero en el ahora, en este lugar y en este tiempo está la oportunidad de generar las condiciones para que nuestros deseos se acerquen a nosotros. No es cuestión de arremeter en pos de, sino de buscar en la inspiración, en las ideas que devienen de nuestra esencia divina, la vibración que nos sintonice con la vida que queremos vivir.

¿Cómo nos damos cuenta que nuestras acciones comienzan a ser inspiradas y dejan de ser intentos desesperado?, cuando comenzamos a advertir que nos liberamos del miedo.

Mientras menos miedo tengamos, mayor ha de ser nuestra salud y armonía. Más miedo nos conduce a más problemas, mayor preocupación y ansiedad, separación de nuestra parte divina, falta de confianza en nosotros mismos, y desórdenes y enfermedades físicas. El único problema real de la humanidad se reduce a librarse del miedo. Cuando uno no le teme en absoluto a una situación, esa situación no le puede afectar. Claro, hay que recordar que el miedo existe a menudo en el subconsciente, sin que uno necesariamente advierta su presencia. La mejor prueba de que uno se ha librado del miedo ante una cuestión particular es una sensación de alegría y felicidad ante esta cuestión.

Lo que hay que recordar, sobre todo, es que el miedo es una apariencia, no forma parte de la verdad absoluta, es un signo de que nos alejamos del espíritu y no cumplimos con la misión del alma. Si es una apariencia podemos negarlo, y si lo negamos desaparece.

Por ello, en este principio de año, sería bueno que identifiquemos algunos de nuestros miedos. No quiero ejemplificar porque la lista sería infinita. Sólo con decir que el común denominador está en que nos quitan libertad, nos llenan de angustia y nos hacen olvidar de nuestra condición espiritual, es decir: nos hacen sentir desconectados de la fuente creativa, de las dimensiones de la luz.

Desechar el miedo es una buena meta en la que podemos concentrar nuestra energía. Al desaparecer el miedo, porque llegamos a comprender y a sentir que somos parte del proceso de la vida y que en nuestro corazón vibra la presencia del Creador, muchos de nuestros problemas se resolverán por sí solos.

María concentró su energía, la totalidad de su existencia, en que Jesús sólo viera la realidad de la perfección, sin dejarse influenciar por ninguna apariencia de injusticia, dolor y miedo. Lo que hizo fue concentrar su energía para que su hijo no perdiera en ningún momento su conexión con el espíritu.

En nuestras prácticas meditativas, cuando nos damos o damos Reiki a otras personas, o en cualquier ocasión en que nos encontremos con nuestro silencio interno, vamos a concentrar nuestra energía, vamos a realizar tres respiraciones de reconexión. Al inhalar permitimos que descienda la energía espiritual a nosotros. Al exhalar expulsamos el miedo y toda apariencia de imperfección que nos haga sufrir. Lo hacemos con lentitud, con dedicación, es un momento ritual, dedicado a lo trascendente.

Que este sea un año de expansión, para vivir en plenitud, para disfrutarlo.

¡Feliz comienzo de año!

1 comentario:

masterforever dijo...

excelente!! cuando dejamos ir el miedo sentimo la dicha y la alegria permanentemente!!! no es un camino sencillo, pero éste es un muy buen momento para empezar a recorrerlo... les deseo a todos éxito en esta etapa y a Jorge gracias por compartir sus valiosos saberes!!!